lunes, 22 de septiembre de 2008

Ottoni, La traducción es desde siempre resistencia

LA TRADUCCION ES DESDE SIEMPRE RESISTENCIA: REFLEXIONES SOBRE LA TEORIA E HISTORIA DE LA TRADUCCION1

Paulo OTTONI 2
Traducción: Carmen Ambrós Ginarte



RESUMEN: La traducción es un acontecimiento del lenguaje humano que evidencia al mismo tiempo la existencia de varias lenguas y las diferencias y semejanzas entre ellas. Esta definición de dimensión desconstructivista, por un lado, afirma que hay varias lenguas y que hay confronto entre los significados producidos a partir de estas semejanzas y diferencias. Por otro, esta definición revela el double bind: la posibilidad y la imposibilidad - la necesidad y la imposibilidad - de la realización de este acontecimiento. La teoría vista como una unificación sistemática y la historia como una narración metódica no pueden con este acontecimiento. Las teorías e historias de la traducción son siempre construidas dentro de la tentativa de producir un conocimiento como un objeto estable y posible de ser identificado y detectado al cual la traducción –acontecimiento y double bind – se opone y resiste.

PALABRAS-CLAVE: Traducción; resistencia; double bind.



La traducción lo puede todo, excepto marcar esta diferencia lingüística inscrita en la lengua, esta diferencia de lenguas inscrita en una sola lengua: ella lo puede todo, excepto esto. Excepto el hecho de que hay un sistema lingüístico, tal vez, varias lenguas, algunas veces, diría incluso siempre, varias lenguas, y hay impurezas en cada lengua.
Jacques Derrida,
L’Oreille de L’Autre


¿Será que la “traducción” es una disciplina? ¿Es su naturaleza de un tipo y de un orden interno que un análisis teórico, y no la erudición histórica o la descripción, pueda resolver? Tal vez la “traducción” no exista en lo abstracto. Hay una praxis tan vasta y tan variada que resiste a su inclusión en cualquier esquema.
George Steiner,
After Babel


La traducción será considerada, en esta reflexión, como un acontecimiento del lenguaje humano que revela, al mismo tiempo, la existencia de varias lenguas y las diferencias y semejanzas entre ellas. Por un lado, afirmar que hay varias lenguas y que los significados son producidos por la traducción, a partir de sus diferencias y semejanzas, implica afirmar también la existencia de varias lenguas en un mismo sistema lingüístico (cf. Derrida, 1982, p.100). Por otro lado, la traducción vista como un acontecimiento revela el double bind: la posibilidad y la imposibilidad – la necesidad y la imposibilidad – de su realización (p. 102). Las teorías e historias son siempre construidas con la intención de establecer y detectar la traducción en relación con un proceso, posible de ser identificado, que se instala entre diferentes lenguas. Es a este proceso, que distingue solamente una lengua de llegada y otra de partida como polos opuestos y no complementarios, que el double bind se opone y resiste.
Derrida (1979), al cuestionar la traducibilidad a partir de dos tipos de traducción, uno relacionado con el clásico modelo de transporte unívoco y de una polisemia formal y el otro que desemboca en la diseminación, afirma que el programa político institucional de la Universidad tiene como objetivo, a partir de la traducibilidad exhaustiva, el desaparecimiento de la lengua, y continúa:

Lo que esta institución no soporta es que se interfiera en la [toucher à, también “intromisión”, “interesarse por la”] lengua, en el sentido no solamente de la lengua nacional, sino también paradójicamente, en un ideal de traducibilidad que neutraliza esta lengua nacional. Nacionalismo y universalismo indisociables. Lo que esta institución no puede soportar es una transformación que no deja intactos ninguno de estos dos polos complementarios. (p. 93 - 4)

La manutención de estos polos en oposición es la que sostiene tanto una teoría como una historia. La institución no soporta una intervención en la lengua, o en un ideal de traducibilidad que neutraliza esta lengua nacional, o sea, la transformación [traducción] que no deja intactos ninguno de estos dos polos complementarios no distingue de modo compartí mentalizado las lenguas envueltas en la traducción, una nacional y otra extranjera, pero son vistas como complementarios. La cuestión de la traducción es la cuestión de la intervención en la lengua y no un gerenciamiento resultante de la necesidad de mantenerse las lenguas involucradas en la traducción en oposición. Tradicionalmente la traducción se apoya en una teoría o en una historia, a partir de una concepción del lenguaje que hace una distinción entre dos lenguas, en el intento de mantener intactos estos polos, en oposición, y no llevando en consideración su complementariedad.
De Man (1989), al discutir la relación entre el saber, la enseñanza y la teoría literaria, trata sobre la cuestión del lenguaje de la manera siguiente:

La resistencia a la teoría es una resistencia a la utilización del lenguaje sobre el lenguaje [...]. Cuando nos referimos a una cosa llamada “lenguaje”, sabemos de lo que estamos hablando, aunque tal vez no se pueda encontrar en el lenguaje ninguna palabra tan sobredeterminada, evasiva, desfigurada y desfigurante como “lenguaje”. Aunque optemos por considerarla a una distancia segura de cualquier modelo teórico, en la historia pragmática del “lenguaje”, no como un concepto, sino como una exposición didáctica de razones de la que ningún ser humano se puede o eludir, rápidamente nos encontramos confrontados con enigmas teóricos. (p. 33-4)

Para proseguir mi reflexión, voy a sustituir la palabra “lenguaje” por la palabra “traducción”. Veamos: cuando nos referimos a una cosa llamada “traducción”, sabemos de lo que estamos hablando, aunque también no se pueda encontrar en el lenguaje ninguna palabra tan sobredeterminada, evasiva, desfigurada y desfigurante como “traducción”. Aunque optemos por considerarla a una distancia segura de cualquier modelo teórico, en la historia pragmática de la “traducción”, no como un concepto [...] rápidamente nos encontramos confrontados con enigmas teóricos. Esta sustitución ilustra la dimensión que la traducción tiene en los estudios del lenguaje y, de ese modo, revela la complejidad de cualquier intento de sistematización teniendo en vista una confrontación in transponible con los enigmas teóricos. Cuando De Man afirma también que nada puede vencer la resistencia a la teoría visto que la teoría es en si la resistencia (p. 41), él esta afirmando que hay siempre resistencia cuando se concebí una teoría sobre el lenguaje, lo que va al encuentro de una propuesta, como la que pretendo, de una teoría-resistencia de la traducción vista como double bind.
Al tratar la cuestión de la resistencia al psicoanálisis, Derrida (1966) afirma que esta resistencia es constatada por dos necesidades. La traducción como una operación que se da sobre la lengua, pero al mismo tiempo una operación independiente, desasociada de la propia lengua, es afectada a partir de estas dos necesidades; puedo afirmar así, que la traducción, como una forma de resistencia, está en el cruce de estas dos necesidades.
La primera necesidad es de un double bind. Derrida afirma:

Toda resistencia supone una tensión, y en primer lugar una tensión interna. Pero siendo que una tensión puramente interna es posible, se trata de una inherencia absoluta del otro o del afuera en el corazón de la tensión interna y auto-afectiva. El double bind [...], es lo que da lugar, en tanto que tal, ni al análisis ni a la síntesis, ni a una analítica ni a una dialéctica, pero lo hace para resistirles absolutamente. (p. 45)

En la segunda necesidad debemos, según él, pensar esta resistencia como restancia del resto [restance], es decir, de manera no simplemente ontológica (ni analítica ni dialéctica) (p. 45). Derrida, seguidamente, argumenta que:

Este double bind, esta doble coacción inanalizable del análisis, opera siguiendo el ejemplo de todas las figuras llamadas de lo indecidible, que se han impuesto con los nombres de phármakon, suplemento, himen, diferancia [différance], y muchos otros que llevan en sí predicados contradictorios o recíprocamente incompatibles entre sí. (p. 50)

Esta argumentación de Derrida va al encuentro de una postura que sustenta el complemento de los dos polos (nacional y universal) y cuestiona las dicotomías analítica y dialéctica, análisis y síntesis, como una concepción ontológica que sustenta, en los estudios de traducción, estos dos polos, complementarios, en oposición. Al encarar una lengua nacional y la otra, la extranjera, como complementares, estamos evidenciando la cuestión de la lengua y así los polos (nacional y universal) no pueden más mantenerse intactos.
Las ideas propuestas por De Man sobre las dificultades de pensar en la posibilidad de teorizar el lenguaje-traducción, sumadas a la posición de Derrida que asocia el double bind a la resistencia al análisis, permiten la afirmación de que la traducción es desde siempre resistencia. La traducción, vista desde este modo, presupone una transformación que justamente no deje intacto ninguno de los dos polos complementarios, necesarios para la sobre vivencia de la institución. Esta transformación no se define de manera estanque, sino en una tensión, en una doble imposición que produce significados a partir de las diferencias y semejanzas entre las lenguas de la traducción, como evidencia de la existencia de varias lenguas en un mismo sistema lingüístico. ¿Cómo pensar, entonces, en una teoría o en una historia sin límites de lo nacional y de lo universal (lengua materna y lengua extranjera) sin dejar intacto uno de los polos exigidos por la institución?
A partir de esta postura cuestionaré tres estudiosos de la traducción: Steiner (1975), Bassnett-McGuirre (1980) y Berman (1984) que, en la búsqueda de establecer parámetros para una teoría o una historia de la traducción, explicitan, en parte, en sus argumentaciones, lo que estoy llamando de resistencia. O sea, la traducción como resistencia interviene en la lengua, al mismo tiempo en la lengua nacional y en un ideal de traducibilidad que neutraliza esta lengua nacional (cf. Derrida, 1979); por lo que hay un confronto con los enigmas teóricos.
Steiner (1975), en el capítulo The claims of theory, hace un entrelazamiento de la historia y de la teoría de la traducción que refleja una manera de pensar en la traducción como en un compromiso entre dos lenguas, por medio de la fidelidad. El pregunta:

Se puede sostener que todas las teorías de traducción, ya sean formales, pragmáticas o cronológicas, no son más que variantes de una cuestión única e ineludible ¿Cómo se puede o se debe llegar a la fidelidad? ¿Cuál es la relación óptima entre el texto A en la lengua fuente y el texto B en la lengua receptora? Hace dos mil años que esto se discute. (p. 275)

Y más adelante, aunque admitiendo los estudiosos de la traducción como descriptivos y taxonómicos, según él, todavía surgen dificultades:

Aunque partiéramos de una visión modesta y consideráramos el estudio de la traducción descriptivo-taxonómico en vez de verdaderamente teórico (teórico” en el sentido de ser generalizado por la intuición, predicción y falsee habilidad por el uso de contra ejemplo) surgen dificultades graves. (p. 288)

Al concluir este capítulo, él llama la atención para la posibilidad de la existencia de un depósito, de un almacenamiento de varias lenguas que coexisten en una misma mente, y cuestiona, a partir de ahí, la existencia de una teoría de traducción. No sabemos prácticamente nada a respecto de la organización y del almacenamiento de diferentes lenguas que coexisten en una misma mente. ¿Cómo es que puede existir, en sentido riguroso del término, una “teoría de traducción” (p.309)? Al iniciar el capítulo en el final de su libro, que trata de Topologies of Culture, Steiner alerta que los problemas epistemológicos y lingüísticos fundamentales de la traducción de una lengua para otra ya están contenidos en el discurso que trata de una sola lengua. Él afirma:

A lo largo de este libro argumenté que una “teoría de traducción” (según la concepción “inexacta” y no sistemática que procuré dar a este concepto) es necesariamente una teoría, o mejor dicho, un modelo histórico-psicológico, en parte deductivo y en parte intuitivo de las propias operaciones del lenguaje. (p.436)

Para él, una teoría sería un modelo histórico-psicológico, en parte deductivo y en parte intuitivo, de las propias operaciones del lenguaje. En la medida en que se procura proponer cualquier teoría de traducción, siempre emergen otras cuestiones; aunque conciente de las dificultades hay siempre el deseo de llegar de manera conclusiva a una identificación, a una estabilidad del objeto de estudio.
Steiner agrupa las obras sobre la teoría, la práctica y la historia de la traducción en cuatro períodos3 con la intención de establecer un estudio de la traducción a partir de un objeto de análisis, de un proceso que pueda ser detectado empíricamente. La traducción constata la existencia de diferencias y semejanzas entre las lenguas, lo que no puede ser fijado como un objeto y análisis. Por eso la inquietud constante de Steiner al cuestionar, en el sentido preciso del término, una teoría de la traducción que pueda, de cierto modo, justificar su división en períodos cuyas líneas de demarcación no tienen, mientras tanto, nada de absoluto (p.248).
Bassnett-McGuire (1980), en su análisis de la History of Translation Theory, critica la división propuesta por Steiner en cuatro períodos, y afirma:

Su división en cuatro partes es, como mínimo, altamente idiosincrásica, pero eso no logra evitar una gran encrucijada: la división en períodos o la compartimentación de la historia literaria. Es virtualmente imposible dividir períodos utilizando fechas; como Lotman observa, la cultura humana es un sistema dinámico. (p.41)

La autora reorganiza esta historia en una cronología que asocia datos históricos de la literatura y con los de una historia general partiendo de a hipótesis de que es imposible dividir en períodos las cuestiones del lenguaje humano. Mientras tanto, se produce otra cronología y períodos históricos y evidencia una preocupación en producir un conocimiento sobre la traducción de la misma manera que se producen y acumulan los conocimientos de la otras disciplinas relacionadas al lenguaje. La traducción lleva en sí una tensión que resiste a su fijación en períodos estanco, por lo que hay múltiplas posibilidades de formalización teórica e histórica.
La autora justifica su división histórica a través de la siguiente afirmación:

Tratando de establecer algunas maneras de enfoque para la traducción, en el transcurso de un período que va desde Cicerón hasta el presente, parece mejor realizar una estructura cronológica poco consistente, pero sin hacer ningún esfuerzo para establecer divisiones precisas. Por tal motivo, al contrario de tratar de hablar lo que debería inevitablemente ser en términos muy generales un concepto de traducción específico del “Renacimiento” o del “Clasicismo”, traté de seguir maneras de enfoque que pueden o no ser fácilmente localizadas en un contexto temporal. (p. 42)

Propone, entonces, la siguiente clasificación: Los romanos; La traducción de la Biblia; La Educación y el vernáculo; Primeros teóricos; El Renacimiento; El Siglo XVIII; El Romanticismo; El Post-Romanticismo; Los victorianos; Arcaizantes; El siglo XX (cf. p. 39 - 75).
Al comentar sus “maneras de enfoque”, Bassnett-MacGuire afirma: “A partir de este breve esbozo, podemos ver claramente que diferentes conceptos de traducción prevalecen en diferentes épocas, y que la función y el papel del traductor se alteraron radicalmente” (p.74). Esta afirmación llama nuestra atención para la relación entre diferentes conceptos y traducción y diferentes épocas, que implican la función y papel del traductor radicalmente alterados. Si pensáramos que la autora sólo puede hacer este tipo de afirmación partiendo de un modelo de conocimiento sobre el lenguaje que presupone la posibilidad de explicación y descripción coherente de los hechos analizados aunque todavía estuvieran en realización, y si consideráramos la traducción como resistencia, su división no hace diferencia con respeto a lo propuesto por Steiner.
Berman (1984) hace el siguiente comentario sobre la historia de la traducción:

Hacer la historia de la traducción es redescubrir pacientemente la red cultural infinitamente compleja y desorientada en la cual, en cada época, o en cada espacio diferente, ella se encuentra presa, y hacer del saber histórico así obtenido una apertura para nuestro presente. (p.14)

Y con relación a la existencia de una teoría, él afirma:

Hay para la teoría de traducción un campo de investigación fecundo, con la condición que ultrapase el cuadro demasiado estrecho de la transtextualidad y sea unido a los trabajos sobre las lenguas y las culturas en general. Un campo multidisciplinario en el que los traductores podrán fructuosamente trabajar con los escritores, las teorías literarias, los psicoanalistas y los lingüistas. (p.24)

La posición de Berman, explicitando las dificultades que encuentra para producir una historia o una teoría de traducción, es la de idealizar la posibilidad de hacerse de la historia de la traducción una apertura para nuestro presente y de la teoría de traducción un campo de investigación profundo. Una visión de cierta forma positiva del proceso de estudio y del conocimiento sobre el lenguaje, o sea, siempre habrá algo a ser realizado en los estudios sobre la traducción, junto con otras áreas, para que la investigación y el saber puedan avanzar. Si, por un lado, Berman da señales de posibilidad de producirse una historia y una teoría de la traducción, por otro, revela, implícitamente, la traducción como una forma de resistir a cualquier reflexión de naturaleza ontológica.
Derrida (1985), al afirmar que la traducción es necesaria e imposible, revela el double bind y, así, redimensiona cualquier intento de demostración teórica o histórica. El afirma:

prestemos atención a uno de los límites de la teoría de la traducción: tratan demasiado a menudo del paso de una lengua a otra y no se paran a considerar la posibilidad de que más de dos lenguas aparezcan implicadas en un mismo texto. ¿Cómo traducir un texto escrito en varias lenguas a la vez? ¿Cómo “dar” el efecto de pluralidad? Y si utilizamos varias lenguas al mismo tiempo para traducirlo, ¿Llamaremos a esto traducir? (p.39)

Volviendo a colocar la hipótesis que mantengo en este texto sobre la traducción, como un acontecimiento que revela el double bind, deflagra, la lengua; quiero decir que hay una lengua, y que hay, en lenguas diferentes, o en una misma lengua, diferencias y semejanzas. La traducción es un acontecimiento, una transformación que pone en evidencia la propia lengua, imposibilitando así cualquier intento de sistematización, perturbando cualquier intento de desaparecer la lengua.
La traducción, como acontecimiento, presenta dificultades para ubicarse en un período histórico e identificar hechos que produzcan un conocimiento sistemático y metódico sobre la lengua. Por medio del double bind la traducción evidencia el complemento entre los polos nacional y universal (entre la lengua materna y la lengua extranjera) envolviendo las variadas lenguas. Quiero decir que si existe la posibilidad de reflexionar sobre la concepción de traducción de un determinado período o teoría, esta reflexión debe evidenciar las tensiones subyacentes a las concepciones de lengua-lenguaje y no partir de una concepción de la traducción que presupone un proceso universal trascendente, independiente de la lengua-lenguaje, que pueda ser identificado en un período y a partir de una teoría. O sea, la traducción, al imponer la lengua, afecta los polos nacional y universal, y así resiste a cualquier intento de determinación y sistematización histórica y teórica como formas de neutralizar, de desaparecer la lengua.




BIBLIOGRAFÍA
BASSNETT-McGUIRRE, S. (1980) Traslation Studies. London: Methuen.
BERMAN, A. (1984) L’épreuve de l’étranger - culture et traductions dans l’Allemagne romantique. Paris: Gallimard.
DE MAN, P. (1989) A resistência à teoria. Traducción al portugués de Teresa Louro Pérez. Lisboa: Edições 70.
DERRIDA, J. (1979) LIVING ON: Border Lines. Traducción al inglés de James Hulbert. In: HARTMAN, G. (Org.) Deconstruction & Criticism. New York: The Seabury Press, p. 75 - 176.
DERRIDA, J. (1982) L´Oreille de l’Autre. Montreal: VLB Éditeur .
DERRIDA, J. (1985) Des Tours de Babel. In: Difference in Translation. London: Cornell University Press, p. 209 - 48. Torres de Babel, traducción al español de Carmen Olmedo y Patricio Peñalver. In: ER, Revista de filosofía, núm. 5, año III, 1987, p. 35 - 68.
DERRIDA, J. (1996) Résistances. In: Résistances de la psychanalyse. Paris: Éditions Galilée, p. 11 - 53. Resistencias. In: Resistencias del psicoanálisis, traducción al español de Jorge Piatigorsky. PIADÓS, Buenos Aires - Barcelona - México, 1997, p.13 - 60.
STEINER, G. (1975) After Babel - Aspects of Language & Translation. New York: Oxford University Press, (2 ed., 1992).


Résumé

La traduction est un événement du langage qui rend évident à la fois l’existence de plusieurs langues et les différences et les ressemblances entre celles-ci. Cette définition de dimension déconstructiviste soutient d’une part la pluralité des langues et l’existence d’une confrontation entre des signifiés produits à partir de leurs ressemblances et leurs différerences. D’autre part, cette définition dévoile le double bind: la possibilité et l’impossibilité - la nécessité et l’impossibilité - de cet événement. Ni la théorie, envisagée comme une unification systematisée, ni l’histoire, envisagée comme une narration méthodique ne rendant compte de cet événement. Du moment que la traduction rend compte du double bind, la traduction, le traduire sont manière de résister à la théorie et à l’histoire.


Abstract

Translation is a language event that simultaneously makes evident the existence of several languages and the differences and similarities among them. On one hand, the deconstructivist dimension states that there are several languages and that there is a confrontation among the meanings derived from their similarities and differences. On the other hand, this definition reveals the double bind: the possibility and impossibility - both necessary and impossible - of such an event. Thus, theory understood as a systematic unification, and history taken as a methodical narrative, are not capable of coping with this event. Once they cope with the double bind, the translation, the act of translating, is the resistance to theory and history.
1 Conferencia proferida en la Universidad de Heidelberg – Alemania – en el Institut für Übersetzen und Dolmetschen el 10 de febrero de 1997.
2 Professor Associado Del Departamento de Lingüística – Instituto de Estudos da Linguagem – Unicamp – Campinas – SP, Brasil. ottonix@hotmail.com.
3 Estos períodos, resumidamente, están divididos de la manera siguiente: el primero se caracteriza por una orientación esencialmente empírica y va desde Cicerón (46 a.C) hasta Hölderlin (1804). El segundo tiene preocupaciones teóricas y una postura filosófica y hermenéutica en el contexto de las teorías del lenguaje e incluye, entre otros, pensadores como Schleiermacher, Schlegel, Humbold, Paul Valery, Ezra Pound, Walter Benjamin y va hasta 1946. El tercer período se inicia con las reflexiones sobre las máquinas de traducir en la década del 40 y discute las teorías lingüísticas y sus aplicaciones en la traducción. El cuarto período, paralelamente con el anterior, retoma las preocupaciones hermenéuticas y filosóficas, y la traducción pasa a abarcar otras áreas del conocimiento (cf. Steiner, 1975, p. 248-51).

No hay comentarios: