lunes, 22 de septiembre de 2008

Ottoni, Traducción recíproca y double bind.

TRADUCCIÓN RECÍPROCA Y DOUBLE BIND - DESBORDAMIENTO Y
MULTIPLICIDAD DE LENGUAS*



Paulo OTTONI
UNICAMP

Traducción: Sérgio Flores Pedroso



Eso es lo que nos enseña una traducción, no el sentido existente en un texto traducido, ni eso, ni aquello, sino que hay lengua, que la lengua es lengua y que hay una pluralidad de lenguas que tienen entre sí este parentesco de ser lenguas.[...] La promesa de una traducción es lo que nos anuncia el ser lengua de la lengua: es por ello que se puede traducir y que no se puede traducir porque hay algo como lengua. **
Jacques Derrida, L’Oreille de L’Autre





Los estudios actuales de traducción, de inspiración postmodernista, cada vez más, vienen dejando de lado las reflexiones que parten de principios descriptivos y sistemáticos sobre el lenguaje provenientes de la lingüística. Han comenzado a surgir nuevos abordajes sobre el lenguaje humano relacionados principalmente con la traducción, la lectura y las interpretación, posibilitando que se produzca un viraje significativo en la reflexión sobre el papel del traductor y del lector. En este trabajo, discuto y trato de mostrar la contribución del traductor en tanto que sujeto interferente en el lenguaje como transformador y productor de significados, en tanto que sujeto que interfiere e interviene en las lenguas implicadas en la traducción.
A medida que esta nueva postura ante la traducción se fortalece, es fundamental pensar los presupuestos filosóficos que sustentan estos estudios. Descartada la posición descriptiva y sistemática de base lingüística, no es fácil trazar una línea teórica divisoria y pasar a considerar simplemente todo lo que en la actualidad se hace sobre una base conceptual post estructuralista en oposición a lo que se hacía anteriormente, como posible solución a las cuestiones sobre traducción no respondidas por la lingüística. Quiero decir que esta actitud de dividir en dos momentos los estudios de la traducción es una actitud que se debe pensar con más prudencia. No sólo porque las reflexiones de base descriptiva sobre la traducción asumen posturas y principios que difieren radicalmente de los abordajes más actuales, deben abandonarse de manera tajante.
No entraré aquí en detalles sobre este cambio de visión por otro ni trataré de trazar o de analizar esta línea divisoria porque la considero hasta cierto punto irrelevante. Parto del principio de que difícilmente podremos establecer una historia o discutir una teoría de la traducción. Ella resiste a cualquier sistematizacón, sea cual sea la postura teórica o histórica en que se colocan hoy sus esdudios. La traducción no es domesticable en sí misma.[1]
El objetivo de este trabajo es mostrar que la traducción, a partir de las reflexiones de dimensión deconstructivista propuestas por Jacques Derrida, replantea la relación entre las lenguas, presente bajo ópticas diferentes en Mounin y Benjamin. Como hay una enorme cantidad de problemas generados por la discusión sobre la traducción y que van más allá de cualquier teoría o historia, discutiré la traducción en tanto que acontecimiento del lenguaje humano que resalta la existencia de las lenguas. O sea, no voy a concebir la traducción como una relación entre dos sistemas lingüísticos autónomos, ni implicando dos lenguas distintas, como propone Mounin, sino como sistemas lingüísticos que contienen en sí varias lenguas. Dicho de otro modo, quiero decir que no voy a considerar la diferencia político-institucional que separa las lenguas, o sea, la oposición, el antagonismo, entre las lenguas comprendidas en la traducción, sino sus semejanzas, su complementaridad y su multiplicidad. Así, podremos concebir la traducción como un acontecimiento que revitaliza la lengua y las varias lenguas presentes dentro de un mismo sistema lingüístico. Esta postura de Derrida (cf. 1982, p.134) respecto a la traducción contempla los dos enfoques que planteé anteriormente al llamar la atención sobre el juego de significados y el desbordamiento de lenguas que ocurre en cualquier traducción-deconstrucción.
El abordaje de la traducción que trata de hallar una manera de eternizar la distinción entre dos polos antagónicos, opuestos, entre lengua materna y lengua extranjera, define la traducción como un fenómeno universal que asegura el transporte de significados de una lengua a otra. Pretendo discutir y redimensionar esta distinción -lengua materna y lengua extranjera -, estos polos antagónicos y mostrar que son complementarios y que la traducción recíproca es un acontecimiento implícito en el juego de significados entre las lenguas en cuestión y no un fenómeno trascendental que se puede concebir fuera de la relación entre ellas. A medida que parto del presupuesto de que las lenguas se complementan, ya no tendré frontera alguna entre una lengua y otra , dado que se complementan, que una está incluida en la otra y viceversa, provocando y proporcionando un desbordamiento a través de la traducción recíproca.
Retomando lo que planteé anteriormente en el sentido de la existencia de dificultades en el establecimiento de una línea divisoria entre estos dos abordajes sobre la traducción - uno lingüístico y otro post estructuralista -, quiero decir que el aspecto principal es la relación de oposición y de complementaridad entre las lenguas. Los efectos del primer enfoque, que establece las diferencias y oposiciones entre las lenguas que participan en la traducción, crean y mantienen otras dicotomias, como por ejemplo la de sujeto y objeto, teoria y práctica y forma y contenido. Estas dicotomías son vistas entonces como inherentes a aspectos de la traducción que parten de ciertas bases conceptuales del lenguaje. Podemos decir que el abordaje post estructuralista surge justamente para cuestionar estas dicotomías que serán vistas como construcciones teóricas, pero sobre la base de otra visión del lenguaje.
La posición que asume la lingüística es la que sufre las críticas más severas. Estas críticas comenzaron a surgir, en su inmensa mayoría, a partir de los años ochenta a través de los Translation Studies de opción post estructuralista. Sin embargo, estas dos posiciones difieren en un aspecto fundamental que se plantea a la traducción, pero cuya respuesta es difícil. Veámosla a partir de Steiner (1975):

Podemos argumentar que todas las teorías de traducción -formales, pragmáticas y cronológicas- solamente son variantes de un aspecto eterno y único. ¿Cómo podemos lograr la fidelidad? ¿Cuál es la correlación privilegiada entre el texto A, en la lengua de partida, y el texto B, en la lengua de llegada? Este es un aspecto muy discutido desde hace más de dos mil años. (p. 275)

Esa preocupación, según Steiner, es la base de toda una tradición milenaria. ¿Cómo establecer una fidelidad, una correlación privilegiada, entre dos textos en lenguas diferentes? ¿Cómo pensar esta fidelidad, esta correlación privilegiada, si partimos de un abordaje diferente que, en sí, pone en duda el propio planteamiento de Steiner al deshacer la oposición entre dos lenguas. Veamos esta afirmación de Derrida (1982):


Y la traducción lo puede todo, excepto marcar esta diferencia lingüística inscrita en la lengua, esta diferencia de lenguas inscita en una sola lengua: ella lo puede todo, excepto esto, excepto el hecho de que hay en un sistema lingüístico, tal vez, varias lenguas, algunas veces diría incluso siempre varias lenguas, y hay impurezas en cada lengua. (p. 134)


En este concepto de lenguaje, las nociones de lengua y de traducción dan otra dimensión a esta preocupación de Steiner. O sea, en la dimensión desconstructivista, la dicotomía se resquebraja, la división inamovible entre dos lenguas, que va a ser el motor impulsor que sostiene todas las otras reflexiones. Cuando se distinguen dos lenguas de modo antagónico, hay un compromiso con una teoría de la traducción para explicar esta correlación privilegiada entre una lengua de partida y otra que es la de llegada. La traducción será concebida entonces como un fenómeno trascendente, el traductor será el que va a transportar, con mucha habilidad y experiencia, un texto de una lengua a otra sin contaminarlo. En la dimensión deconstructivista, la traducción hace aparecer la lengua a través de este pasaje. Según Steiner, hay una tensión que tendrá que resolverse: ¿Cómo podemos lograr la fidelidad? O sea, ¿cómo llegar a una correlación privilegiada entre dos lenguas? Para la desconstrucción, esta tensión es otra, la traducción es un acontecimiento que pone la lengua en relieve, forma parte de las lenguas, es un elemento constitutivo. El traductor es quien va a transformar y a producir significados, a producir otras impurezas. En el abordaje lingüístico, la traducción no sólo no permite que haya un desbordamiento de significados de una lengua a otra, sino que tiene que justificarse a través del concepto de fidelidad. Por eso, en esta posición, la traducción es pérdida, traición, infidelidad, pues difícilmente se llega a una correlación entre las lenguas partícipes de la traducción. Es que en la traducción es donde se escenifica el desbordamiento y la multiplicidad de lenguas. En la visión post estructural también está presente este concepto de fidelidad, pero abordado de otra manera, fuera del terreno estrictamente lingüístico, de las lenguas. La fidelidad o infidelidad se discutirá dentro de un abordaje filosófico que permite que esta correlación se produzca tomando en consideración, por ejemplo, el texto, la lectura y la interpretación. En la dimensión desconstructivista, el desbordamiento es lo que permite, lo que hace posible la traducción. La cuestión de fidelidad o de infidelidad no se plantea. Ella no es suficiente para encargarse de este desbordamiento y del juego de la multiplicidad de lenguas implicadas en la traducción recíproca.
Replanteando mi presupuesto: la cuestión de la fidelidad está directamente relacionada con la distinción y la definición de traducción que recalca las diferencias y las oposiciones, permanentes, entre las lenguas. Cuando se conciben las lenguas como polos complementarios, no hay distinción entre ellas y, entonces, el aspecto fidelidad es otro. Tomando en consideración esta segunda posición, pretendo tratar de algunos aspectos de la traducción y del desbordamiento de lenguas contenidos en el concepto de double bind. Este interfiere irremediablemente en cualquier intento de abordaje de la fidelidad o de la correlación privilegiada entre dos lenguas. El double bind muestra, a través de la lengua, que la traducción es posible e imposible, que la pretendida fidelidad es una ilusión teórica necesaria e imposible. El double bind se manifiesta como el lugar donde se produce la reciprocidad entre la lengua y la traducción. La aparición, el compromiso, la intervención de una lengua en la otra posibilita la producción de sentidos a partir de la intervención de la lengua del traductor. Sólo a través del double bind un texto se hace otro cuando evidencia que la diferencia de sentidos no es un privilegio de las diferencias entre lenguas diferentes, sino de cómo esta diferencia tiene su impresión en la lengua del traductor y en la del texto que traduce. Como el double bind no logra librarse de la imposición de la lengua, como les gustaría a los adeptos de la fidelidad o infidelidad, la traducción recíproca inevitablemente promueve la lengua y hace que se desborde. Es éste el momento más explícito de la confrontación entre lenguas, de las diferencias y semejanzas presentes en las lenguas partícipes de la traducción y de la diferencia de sistemas de lenguas existente en la misma lengua (cf. Derrida, 1982, p. 134). En Ottoni (1997) discuto el papel que el traductor desempeña en esta dimensión deconstructivista y hago la siguiente afirmación:

Estar en este “medio”, en este “doble” papel en que se encuentran el traductor y el lector, es un fenómeno que se produce no sólo porque hay una diferencia de sistema de lenguas inscrita en una lengua [cf. Derrida arriba]. Este “medio” es el lugar del individuo, del sujeto que no se separa de su objeto (la lengua), de sus diferencias y de sus impurezas El sujeto, al traducir, está situado “entre” la diferencia de dos sistemas lingüísticos y en “medio”de las varias lenguas implicadas en la traducción. (pp. 23 - 24)


El análisis que pretendo presentar a continuación tiene como presupuesto los siguientes planteamientos de Derrida (cf. 1985, p. 215): ¿Cómo se puede traducir un texto escrito en varias lenguas al mismo tiempo? ¿Cómo el efecto de pluralidad se puede “restituir”? Y si traducimos a partir de varias lenguas al mismo tiempo, ¿podemos llamar traducción a eso? Trataré de ejemplificar estos planteamientos y de discutirlos a partir del análisis y la comparación de dos traducciones.
Mi análisis está dividido en dos partes. En la primera, discuto la manera como el traductor trata la cuestión del double bind - del desbordamiento - en la constitución de dos pasajes de Glas, de Jacques Derrida, traducido al inglés por John P. Leavery, Jr., y Richard Rand, a partir de las lenguas que participan en la traducción. En ella podemos percatarnos de determinadas opciones lingüísticas, “no previstas” para el inglês, que representan el double bind. En la segunda parte, analizaré uno fragmento de Gran Sertón: Veredas, de João Guimarães Rosa, traducido al español por Angel Crespo, y mostraré cómo la traducción de los nombres propios o su conservación en el texto en español están previstas por el double bind.
Glas, de Jacques Derrida, es una obra densa y que impone la lengua de manera admirable. Sobre Glas[2] (que en español se puede traducir como doblar: toque de campanas para difuntos) Kofman (1984), una de las “lectoras” más importantes de Derrida, afirma:
Cada texto, expresa Glas, es una máquina de múltiples cabezas lectoras para otros textos que se comunican así entre ellos, que se vigilan, que se responden unos a los otros, unidos, divididos y aglutinados al mismo tiempo, haciéndose indecidibles en cuanto a su código, en cuanto a su sexo. Uno habla en la lengua del otro sin conocerse [...]: es la procesión de un texto, de una lengua por la otra, por la lengua del otro, provocando una especie de desbordamiento que contraría todos los límites cortantes: nada de marcos, nada de bordes, nada de límites establecido entre un texto y su exterior, el fin y el principio de un texto, la unidad de un corpus, el título, los márgenes, etc. Más que una red diferencial, un tejido de trazos que remiten indefinidamente a otros y que recurren a otros trazos diferenciales. Cada texto, ya transformado por el otro, y a fortiori el que se escribe entre ellos, carece de forma alguna, de género algún, de moda literaria o filosófica alguna. Que suene el doblar (le glas) del código y del género. (pp. 143-144)

Analizaré separadamente los dos fragmentos de Glas[3] para mostrar cómo el desbordamiento se hace presente en la traducción a través de otra lengua - el inglés -, y cómo los traductores recurrieron al double bind y produjeron así una especie de traducción recíproca: el inglés dentro del inglés, el inglés en el francés y viceversa, dándole a la traducción una dimensión que nunca se limitó a una única lectura o interpretación. El double bind através de la materialización de este acontecimiento evidencia la multiplicidad de lenguas.

Veamos a continuación los dos fragmentos (todos los subrayados son míos):
1
On désire, on consomme, on travaille, ça passe et ça meurt (p.140).

One desires, one consum(mat)es, one labors, it (ça) passes (away) and dies (p. 333).

2
[...] de son propre présent, à peine phénoménal, entre nuit et jour - le pénombre - que Hegel detérmine le désir en désir sexuel (p. 141).

[...] from its own proper present, hardly phenomenal, between night and day - the penumbra(l man) [le pénombre] - at that moment does Hegel determine desire as sexual desire (p. 334).

Prestemos atención a cómo los traductores, en el primer fragmento, expresan momentos distintos de articulación y manifestación del double bind transformando consomme en consum(mat)es y ça passe et ça meurt en it (ça) passes (away) and dies.
De la palabra verbo francesa consomme, surge consum(mat)es; una especie de palabra doble compuesta de dos verbos: to consume -consumir, devorar- y to consummate consumar, completar -. En francés, el verbo consommer - consumir/consumar - reúne los dos sentidos representados en consum(mat)es.
En ça passe et ça meurt que se transforma en it (ça) passes (away) and dies, podemos ver la intervención – el implante - del ça en el inglés después del it que es una manera de hacer explícita la aproximación entre las dos lenguas, ya que passes presenta la misma escritura en francés, pero con una pronunciación diferente. Esto crea un juego de semejanzas y diferencias, un desbordamiento de una lengua en la otra. Con la colocación de away después de passes, surge otro sentido, el de morir, consumir, cesar, produciéndose un efecto de reciprocidad con el francés ça meurt.
En el segundo ejemplo ocurre un procedimiento que merece ser destacado especialmente: le pénombre se transforama en the penumbra(l man) [ le pénombre].
Hay un juego con la palabra le penombre, donde el género en francés se cambió: pénombre la penumbra - es femenino en francés. En inglés ocurre la fusión del sustantivo con un adjetivo. En dicha fusión penumbra(l man), tenemos el sustantivo penumbra que con (l man) se transforma en adjetivo. El cambio de género en francés crea una intervención en el francés que reelaborada en inglés produce lecturas que provocan y destacan la entrada en escena del double bind.
He tratado de ejemplificar las variaciones que los traductores produjeron para hacer aparecer el entrecruzamiento de las lenguas entre sí con el objetivo de traducir el desbordamiento que se produce de una a otra lengua en el interior del intercambio: la traducción recíproca. La traducción de Glas al inglés permite que las lenguas se mezclen en traducción recíproca de la misma manera que ya están ligadas en un único sistema lingüístico. Para confirmar el planteamiento de Kofman: Glas es una procesión de textos, de una lengua por la otra, es la densa traslación de este cortejo por las márgenes de otra lengua, por la lengua del otro con una especie de desbordamiento como consecuencia.
Gran Sertón: Veredas, de João Guimarães Rosa, como Glas, es una importante obra de la literatura mundial contemporánea. Es, indiscutiblemente, una de las obras mayores de la literatura brasileña donde la lengua se ve perturbada e manoseada. Se trabaja la lengua portuguesa dentro de la lengua portuguesa con un ingenio que inevitablemente hace que la traducción haga evidente el desbordamiento y la multiplicidad de lenguas.
Sperber (1982), en el capítulo dedicado a Gran Sertón: Veredas, al comentar el lenguaje y la estructura elaboradas de la obra, afirma:

La relación entre significante y significado está mediada por el aura de silencio que envuelve cada sintagma [la estructura mínima de sentido], en el espacio, en el tiempo y en la memoria (...) que se abren en el punto donde debería darse la articulación entre significante y significado. Como en el punto de articulación reside la arbitrariedad del signo, podemos decir que ella se ve liberada. (p.78)


A partir de esta afirmación, constatamos un redimensionamiento del significado que se organiza en torno de la relación entre significante y significado y de la importancia que tendrá el traductor en la producción de estos significados. Para Derrida (1972, p.30): la traducción practica la diferencia entre significado y significante; pero si esta diferencia nunca es pura, la traducción tampoco lo es. Las varias traducciones siempre hace que los traductores repiensen sus propias lenguas ya que la cuestión del desbordamiento y del double bind reaparece de modo muy específico mostrando las diferencias y semejanzas entre las lenguas partícipes de la traducción. Para dar una idea de este desbordamiento, de esta interferencia de una lengua en la otra, voy a extraer uno trecho final de esta obra de Guimarães Rosa.
Destaco las palabras en portugués que se mantuvieron en la traducción al español. Estas palabras ahora forman parte del español; o mejor, no podemos decir simplemente que son palabras en portugués en el texto traducido. Fueron absorvidas en el texto en español, transformando y desbordando el idioma español. Veamos el fragmento:
Tinha de ser Zé Bebelo, para isso. Só Zé Bebelo, mesmo, para meu destino começar de salvar. Porque o bilhete era para o Compadre meu Quelemém de Góis, na Jijujã - Vereda do Burití Pardo. Mais digo? O senhor vá lá. No tempo de maio, quando o algodão lãla. Tudo o branquinho. Algodão é o que êle mais planta, de tôdas as modernas qualidades: o rasga-letras, biból, e mussulin. O senhor vai ver pessoa de tal rareza, como perto dêle todo-o-mundo pára sossegado, e sorridente, bondoso...Até com o Vupes lá topei.

Tenía que ser Zé Bebelo, para aquello. Sólo Zé Bebelo mismo, para mi destino comenzar a salvar. Porque el billete era para mi compadre Quelemén de Gois, en el Jijuján: Vereda del Burití Pardo. ¿Digo más? Vaya usted allá. En el tiempo de mayo, cuando el algodón lanalá. Todo lo blanquito. Algodón es lo que más planta él, de todas las modernas cualidades: el rasga-cartas, bibol, y musulín. Usted va a ver persona de tal rareza, que cerca de él, todo el mundo se queda sosegado, y sonriente, bondoso... Hasta con el Vupes me topé allá.

En neste fragmento tenemos Zé Bebelo (en los dos idiomas), Quelemén de Gois (en español) - Quelemém de Góis (en portugués), Vereda - Burití Pardo (en ambos idiomas), biból (en español) y bibol (en portugués), Vupes (en ambos idiomas). En esas palabras no hubo ningún cambio, o sea, los nombres propios permanecen “idénticos” en ambas lenguas. Podemos preguntarnos: ¿qué tipo de traducción hubo? Estos nombres conservados en portugués dan la impresión de ser “calcos” de una lengua en la otra transformando y produciendo un efecto de sentido muy peculiar en el texto en español. Este hecho muestra que hay lengua, como he venido insistiendo, y da, al mismo tiempo, una idea de que son nombres propios del portugués y por eso intraducibles.
Derrida (1982) después de analizar el tema del mito de la torre de Babel y de la traducción del nombre Babel y del nombre de Dios, afirma:

diría que todo nombre propio está constituido de este deseo: tradúzcame y no me traduzca (double bind). No me traduzca, o sea, respéteme como nombre propio, respete mi ley de nombre propio que está por encima de todas las lenguas y tradúzcame, o sea, compréndame, consérveme en la lengua universal, siga mi ley, etc. (p. 137)

¿Cómo ocurre el desbordamiento? ¿cómo puede darse una correlación privilegiada, en este caso, entre portugués y español en Guimarães Rosa, y entre francés e inglés en Derrida? El texto en español está contaminado por el portugués y las palabras nombres que Angel Crespo deja flotar en español a lo largo de la novela es una “ escenificación” de la fusión de las dos lenguas.
Bennington (1991) comenta que el nombre propio debiera garantizar un pasaje seguro entre el lenguaje y el mundo en la misma medida que debiera indicar un individuo concreto, sin ambigüedad, sin que fuera necesario pasar por los circuitos del significado (p. 80). Y al discutir la cuestión de la traducción del nombre propio que da la impresión de que escapa del sistema de la lengua para un lugar firme en el mundo, situándose en un punto fijo en la red del lenguaje (cf. p. 123), Bennington afirma:

Los nombres propios son necesarios a una lengua que no los soporta como tales, pero que los retiene tan celosamente que se niega a que se dejen traducir a la otra lengua. Con esto, se afirma, en principio, que fue un error hablar hasta entonces de la lengua cuando se está ante una multiplicidad de lenguas en situación de traducción recíproca; pero lo que cada lengua conserva como muy propio y, por consiguiente, como intraducible, son justamente los nombres propios que ni siquiera le pertenecen como tales y que por lo tanto deben parecer sencillamente de traducción innecesaria porque se encuentran ya en un dominio de universalidad de referencia absoluta. Esto equivaldría a pretender que lo absolutamente intraducible es absolutamente traducible o que siempre ha estado traducido. (p. 122)


El nombre propio en la traducción recíproca se vuelve común a medida que está dentro de una estructura diferencial a la que pertenece toda marca. La traducción del nombre propio implica la cuestión del double bind: traducir y, al mismo tiempo, no traducir. Esta escenificación del double bind en la traducción de Gran Sertón: Veredas al español es ejemplar.
Através de la comparación de ambas traducciones, com ejemplos puntuales bastante específicos de construcciones lingüísticas y de nombres propios, traté de aislar y de poner en evidencia el fenómeno al que llamo desbordamiento y multiplicidad de lenguas que está por detrás de toda traducción recíproca prevista por el double bind. Este hecho no es una característica de estas traducciones, pero hay múltiples ejemplos de este tipo en muchas obras de la literatura universal, e incluso diría que en todas las traducciones. Queda una pregunta para una discusión posterior : ¿Hasta qué punto, con la intención de establecer ciertos parámetros para las oposiciones entre las lenguas, las teorías de la traducción están tratando de entender el desbordamiento y la multiplicidad de lenguas? En este caso, la línea divisoria imaginaria que establece la distinción entre una visión lingüística y una postura post estructuralista debe ponerse en duda. La deconstrucción, al traer a colación la problemática de la lengua, como hemos visto en Derrida, trata de instalar otro lugar de reflexión a través del double bind que es el que muestra el desbordamiento y la multiplicidad de lenguas, una especie de doble traducción. Así, las dos posturas teóricas antagónicas que planteé al principio - Mounin y Benjamin - son modos de abordar este acontecimiento que hace dos mil años, al decir de Steiner, preocupa sobre la manera de lograr la fidelidad. Debemos reflexionar en otra dirección: si las lenguas se mezclan, se desbordan, si hay impurezas y si en una lengua hay otros sistemas lingüísticos - otras lenguas -, ¿qué es una correlación privilegiada entre una lengua A (de partida) y una lengua B (la de llegada), como si las lenguas se encontraran en polos opuestos? Para los traductores de Glas, la relación entre francés e inglés, sus puntos de contacto se encuentran en aspectos lingüísticos que producen un juego armonioso de reciprocidad, de doble traducción entre los dos idiomas. Los nombres palabras en portugués de Gran Sertón: Veredas, replanteados en el texto en español, producen un efecto de calco que pasa a desempeñar un papel importante en la fusión de una lengua con la otra. No sólo hay dos lenguas implicadas en la traducción, nunca hay dos lenguas: lo que hay son sus multiplicidades y que, entre portugués y español, inglés y francés, las fronteras sólo son reglas de un juego para que el traductor pueda desplegar el double bind.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


BENJAMIN, A. (1989) Translation and the Nature of Philosophy - A New Theory of Words. London, New York, Routledger.

BENNINGTON, G & DERRIDA, J. (1991) Jacques Derrida - Éditions du Seuil - Paris, Jacques Derrida, traducción al portugués de Anamaria Skinner, Jorge Zahar Editor Ltda - Rio de Janeiro, 1996).

DERRIDA, J. (1972) Positions - Les Éditions de Minuit - Paris. (Posições, traducción al portugués de Maria Margarida Correia Calvente Barahona, Plátano Editora - Lisboa, 1975).

DERRIDA, J. (1974) Glas. Éditions Galilée - Paris - Redición de 1995 (en dos volúmenes) por la editorias Denoël/Gonthier 1981 - Paris - (Glas, traducción al inglés de John P. Leavery, Jr., y Richard Rand. University of Nebraska Press, 1986).

DERRIDA, J. (1982) L’oreille de L’autre, VLB Éditeur - Montréal.

DERRIDA, J. (1985) Des Tours de Babel. In Diffrerence in Translation (Ed. Joseph F. Graham), Cornell University Press, pp. 209 - 248.

KAMUF, P. (1991) A Derrida Reader - between the blinds (ed. Peggy Kamuf), Columbia University Press - New York.

KOFMAN, S. (1984) Ça Cloche. In Lectures de Derrida, Editrions Galilée. Paris, pp. 113 - 151.

MOUNIN, G. (1963) Les Problèmes Théoriques de la Traduction - Éditions Gallimard Paris, (Os Problemas Teóricos da Tradução, traducción al portugués de Heloysa de Lima Dantas - Ed. Cultrix, S. P. 1975).

OTTONI, P. R. (1997) Compreensão e Interpretação no ato de traduzir: reflexões sobre o enunciado e a significação. In Lusorama - Zeitschrift für Lusitanistik nº 32, Berlín, marzo de 1997, pp. 19 - 27.

ROSA, J.G. (1956) Grande sertão: Veredas (4ª edición - 1965). José Olympio Editora, Rio de Janeiro, (Gran Sertón: Veredas, traducción al español de Angel Crespo, Biblioteca Formentor Seix Barral, 1975).

SPERBER, S. F. (1982) Guimarães Rosa: Signo e Sentimento. Editora Ática - São Paulo.

STEINER, G. (1975) After Babel - Aspects of language & translation. New York: Oxford University Press (segunda edición, 1992).
NOTAS.


* Este texto es una versión modificada de una conferencia que impartí el 4 de febrero de 1997 en la Universidad de Heidelberg - Alemania - en el Institut für Übersetzen und Dolmetchen. Este texto fue presentado como conferencia en la Unión Latina, Habana – Cuba – el 4 de julio de 1997.

** La traducción de las citaciones se ha hecho partiendo de las ediciones en portugués indicadas en la bibliografia (N. del T.).

[1] El desbordamiento de lenguas constitutivo de la traducción está ejemplarmente analizado en el conocido libro de Georges Mounin, de 1963, Les Problèmes Théoriques de la Traduction. Pudiéramos considerarlo, como hacen algunos estudiosos, como uno de los trabajos más representativos de una visión lingüística de la traducción y que trae en sí la cuestión del desbordamiento al hacer explícitas las relaciones entre lenguas implicadas en la traducción, al plantear el tema de la imposibilidad de la traducción desde el punto de vista de la teoría lingüística. Otro modo, diferente del anterior, de tratar el desbordamiento está en el libro de Andrew Benjamin de 1989, Translation and Nature of Philosophy – A New Theory of Words. Este autor hace una reflexión sobre la relación entre la filosofía y la traducción, redimensionando el tema de la traducción a partir de una postura post estructuralista. Si una visión lingüística de la traducción no explicaba el desbordamiento de significados que provoca la traducción, la visión post estructuralista, por su parte, tiene en cuenta este desbordamiento, o sea, la traducción recibe una aproximación como una cuestión filosófica y, por lo tanto, libre de las artimañas estrictamente lingüísticas.

[2] Kamuf (1991) describe Glas de la siguiente manera: Un medio de describir Glas es simplemente invocar su volumen: 100 pulgadas cúbicas (10 x 10 x 1 en la versión original); su ancho -páginas cuadradas con dos extensas columnas lado a lado y diferentes tipos, pequeños, densos en la izquierda, anchos, más espaciados en la derecha. Atravesando las páginas, veremos un tercer tipo, el menor de los tres, que corta las columnas en varios puntos y forma incisiones hechas a lo largo de su extenso margen, sin importar el lugar, o abajo del centro [...]. No hay notas, ni título de capítulos, ni índice. Cada columna comienza en lo que parece ser la mitad de una sentencia y termina 283 páginas después sin puntuación final (p.315).

[3] Los fragmentos de Glas (en inglés: death Knell) traducidos al inglés fueron extraidos del libro A Derrida Reader - between the blinds; organización, notas e introducción de Peggy Kamuf (1991). Los seis fragmentos forman parte de la columna de la izquierda que trata de las cuestiones y discusiones de la filosofía de Georg W. F. Hegel y se encuentran entre las páginas 137 y 153 de la edición de 1995 (entre las páginas 168 y 189 en la edición en dos volúmenes de 1981) y entre las páginas 328 y 347 en la edición en inglés. La edición en inglés de Glas se publicó acompañada del Glassary elaborado por el traductor John Leavery.

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